CARTA A LOS AMIGOS
DE MIS PADRES
Prometí
escribir esta carta cuando las heridas
estaban recientes, han pasado casi seis meses desde entonces y cada vez que me
pongo con esta tarea, mancho el teclado del ordenador con mis lágrimas, pero hoy
voy a intentarlo una vez más, lo prometido es deuda.
Como sabéis, hemos pasado con
mi madre los últimos días de su vida, solo decir que gracias a Dios no ha
sufrido físicamente, su sufrimiento era ver a sus seres queridos preocupados
por ella, pues como todos conocemos, ella siempre se ponía al final de la lista de
prioridades.
No me cabe la menor duda,
que la enorme entereza que mostró en su agonía se la debía a la fe que poseía.
Esa fe, en saber que solo estaba dando un paso hacia algo mejor, es lo que la
mantenía con una tranquilidad de espíritu, una serenidad y una calma, que al
igual que en toda su vida, en estos días también han sido un ejemplo para los
que hemos tenido la suerte de estar con ella.
De todas las cosas de la
vida, incluso de las malas, tenemos que extraer lo positivo, todas las
experiencias nos ayudan a crecer como personas y siempre hay que estar en
disposición de aprender.
Estas experiencias hacen que
te tomes la vida de otra manera, al darte cuenta de las cosas verdaderamente
importantes. Si algo he sacado en positivo de todo esto han sido a los amigos y
las personas que he “encontrado”, y digo encontrado, por que siempre han
estado, pero no las he descubierto hasta ahora.
Dice el
diccionario que los amigos “son las personas con las que se tiene una relación
personal desinteresada, que nace y se fortalece con el trato y esta basado en
un sentimiento reciproco de cariño y simpatía”, a mi personalmente, me gusta
más definir a los amigos como “la familia que uno elige”, creo sinceramente que
vosotros habéis sido la familia que mis padres eligieron, sabemos todo lo que
habéis hecho, como os organizasteis para estar informados procurando no
molestarnos, cosa que no es cierta, pues siempre nos ha sido muy gratas
vuestras visitas, nos han servido de consuelo, y han dado más vida a mi madre
que todas los medicamentos juntos, muchas gracias, de verdad, gracias. Sabemos
de vuestras oraciones y desvelos, sabemos de vuestra preocupación y sobre todo
sabemos del cariño que les tenéis, gracias otra vez y otras mil veces por el
apoyo que también dais a los que nos quedamos aquí, y que quizá no tenemos la
fe de ella.
Se que tenéis
un montón de recuerdos en el corazón, pero nunca viene mal una fotografía, os
mando una pequeña composición de dos fotos, una es la última que tengo de mi
madre, y la otra es unos años más antigua.
Gracias
Amigos.